Salimos de está maravilloso monasterio, atravesamos un maravilloso bosque de avellanos, castaños y manzanos, puentes con mucha historia, avanzamos lentamente por un sendero estrecho entre la frondosa maleza, no quisiera ni pensar que sería de nosotros si estuviese lloviendo y con el carro a cuestas. El pequeño cómo el que más andando todo el camino, va con los más fuertes que van adelantados en cabeza
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